jueves, 15 de septiembre de 2011

un andaluz en castilla

Hola a todos!
Después de un verano tan ajetreado que no me ha permitido tocar el blog ni un poquito siquiera, retomo aquí para comenzar una nueva etapa de mi vida, y con la desazón de no saber si este cambio tan grande habrá sido para bien o no.
Porque yo siempre había imaginado mi vuelta a casa, me refiero a Salamanca, mi ciudad, cuando tuviera más o menos sesentaytantas castañas, y dedicarme a pasear por la plaza mayor, leer la prensa con un vino de Toro, y los domingos ir al Helmántico para disfrutar de una Unión de primera como Dios manda. Y sin embargo, aquí estoy, con veinte años de adelanto sobre el horario previsto, y encima teniendo que ir a currar a Pucela, manda huevos.
Y lo más curioso es que en muchas ocasiones me siento como un extranjero en mi propia ciudad. Este caracter charrote mezclado con el mal humor que provoca la ingesta excesiva de legumbres de la tierra te deja de vez en cuando sorprendido como si fuera japonés. Y sí, supongo que también echo de menos Huelva (o Andalucía en general) y el caracter de sus gentes (a vosotros también os echo de menos, cabrones, pero dejémonos de mariconadas que os gustan demasiado), porque si bien es cierto que durante estos años he sido en buena parte un Salmantino en Andalucía, y ya sabeis que con mucho orgullo, no es menos cierto que en esta nueva etapa me siento en no menos medida un andaluz en Castilla. Y estoy muy orgulloso de ello, vive Dios.